Entre las diferentes series que hacen parte de la exitosa plataforma Netflix, hay una especial que llama bastante la atención por su propuesta auténtica y cautivante, se trata de Black Mirror, una producción con lo mejor de la ficción británica que se ocupa de abordar el uso de la tecnología desde diferentes perspectivas consiguiendo con ello que cada capítulo sea ciertamente genial.
Ocuparse de describir las razones del éxito de la serie Black Mirror corresponde entonces a indagar sobre el conjunto de reglas tan diferentes que la constituyen, pues lo cierto es que la particular polémica que logra causar con cada entrega en la causa de que este proyecto sea tan amado por muchos y odiado por otros.
El mundo de Black Mirror
Con cuatro temporadas hasta la fecha, el guionista Charlie Brooker ha logrado la meta de cruzar fronteras mundiales gracias a este particular producto que si bien mantiene el concepto de principio a fin, cada entrega puede considerarse una historia distinta y por lo tanto independiente.
Con un futuro cercano como escenario y una cotidianidad dominada por los avances y medios electrónicos, se desarrolla este arriesgado formato que aunque puede resultar incluso espeluznante, tiene la virtud de invitar a la reflexión a partir de sus acostumbradas comparaciones con la realidad y esas confrontaciones morales que dejan con los pelos de punta. La extravagancia y ese temor que de alguna manera se instala en el espectador, son tan solo algunos de los ingredientes que la hacen bastante recomendable y adictiva.