Aunque el pensamiento inmediato es que a mayor altura mayor calor por la cercanía con el sol, lo cierto es que sucede precisamente todo lo contrario y pueda de ello es el Monte Everest, la montaña más con una altitud de 8.848 que la convierte en el sueño de los escaladores y, asimismo, en uno de los lugares más fríos del planeta.
Puesto que son muchos los factores que intervienen para el descenso de la temperatura que tiene lugar ante la altitud, veremos a continuación algunas razones concretas que ilustran bastante bien este fenómeno natural y atmosférico.
Más frio en la cima de las montañas
En primera instancia, la temperatura desciende en estas condiciones debido a que existe una menor presión atmosférica lo cual conduce a que el aire se expanda. En este sentido, es propio indicar que al ser mayor la presión del aire, se calentará con mayor facilidad la base de la montaña que la cima, adicionalmente se debe tomar en cuenta que el aire caliente tiende a subir y al hacerlo se expande y pierde calor, es por esto que las capas más altas son más frías.
Curiosamente el efecto invernadero también tiene participación en este descenso de temperatura, pues, aunque como bien se sabe se distingue por impedir que el calor se escape y que la temperatura de la Tierra sea mucho mayor de lo que debería, en las cimas de las montañas esto pareciera no aplicarse ya que al ser menor la presión el aire se hace más escaso y como resultado de ello no existe una concentración importante de los gases del efecto invernadero.