Entendidos de alguna manera como el decálogo o conjunto de reglas dispuestas por Dios para que los hombres puedan disfrutar de la vida eterna, los diez mandamientos fueron entregados al patriarca Moisés en el monte Sinaí para que los compartiera con un pueblo que en ese momento se encontraba dominado por los excesos, la idolatría y la preferencia por lo material.
Si bien estos mandatos aparecen en la Biblia, más exactamente en el libro del Éxodo, resulta una buena idea acudir a ejemplos de los mandamientos para facilitar mucho más su comprensión y su puesta en práctica en el diario vivir.
Qué significa cada uno de los mandamientos
- Amarás a Dios sobre todas las cosas: es una invitación a reconocerlo como Dios, Padre, Creador, Salvador y Señor, por lo tanto, debe ser lo más importante en la vida del creyente y cumplir su voluntad debe ser el objetivo principal.
- No jurarás el nombre de Dios en vano: el nombre de Dios merece respeto, de manera que únicamente debe ser nombrado para bendecirlo, glorificarlo y alabarlo, no para respaldar algo falso.
- Santificarás las fiestas: el domingo es el día de fiesta para la iglesia, lo que significa que se debe participar de la misa, siendo obligatorio este descanso.
- Honrarás a tu padre y a tu madre: a los padres se les debe la vida y la educación en la fe, de manera que la docilidad, el respeto y la obediencia deben estar siempre presentes en su trato, asimismo, el ocuparse de ellos en la vejez.
- No matarás: la violencia nunca es la respuesta, Dios es el Señor de la vida, de manera que solo de Él depende el principio y el fin.
- No cometerás actos impuros: respetar nuestra sexualidad al igual que el propio cuerpo y el de los demás, en este sentido, la lujuria y la violación corresponden a ofensas a la castidad.
- No robarás: perjudicar al prójimo reteniendo sus bienes va en contra de este mandamiento al igual que no pagar un salario justo.
- No mentirás: hablar mal de los otros, engañar y atentar contra la confianza que nos han dado, son cosas que deben evitarse.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros: los deseos y pensamientos inmorales deben ser rechazados al igual que las miradas indiscretas.
- No codiciarás los bienes ajenos: aspirar a algo menor no debe implicar dañar al prójimo ni mucho menos desear desordenadamente la riqueza y el poder.
