En primera instancia y que mencionar que las vitaminas son un tipo de compuesto orgánico que se puede encontrar en pequeñas cantidades en distintos alimentos, siendo muy importantes para cumplir con diferentes funciones de regulación, para el mantenimiento de la vida e incluso para cuidar de un crecimiento normal.
A grandes rasgos, en cuanto se estudia como se clasifican las vitaminas se puede llegar a la conclusión que todas las vitaminas contienen hidrógeno, carbono y oxígeno, aunque también en otras se puede encontrar nitrógeno, un poco de azufre y cobalto.
Por otro lado, hay que mencionar que las vitaminas también se pueden medir de acuerdo con los microgramos que son equivalentes a una millonésima parte de un gran o con miligramos equivalentes a una milésima de un gran.
Definición y clasificación de las vitaminas
Para poder plantear una clasificación de las vitaminas se presta atención a su solubilidad. El principio básico en este caso radica en si son solubles en grasa o si son solubles en agua, para que a partir de esta condición se consideren sus características.
Clasificación de las vitaminas hidrosolubles
Las vitaminas que son solubles en agua pueden ser consumidas todos los días, ya que no van a ser almacenadas y pueden ser excretadas en la orina. Por su parte, las vitaminas hidrosolubles se destacan por seguir estables ya que se disuelven con facilidad al momento de cocinar los alimentos.
Como consecuencia de esa naturaleza inestable de las vitaminas, se usan vitaminas sintéticas o se las recomienda para garantizar que la persona cuente con una ingesta adecuada de las mismas. En este caso se puede incluir las vitaminas C, el complejo B, entre otras que también son populares.
Clasificación de las vitaminas liposolubles
En este caso, se hace alusión a las vitaminas que son solubles en grasa o vitaminas, en donde por ejemplo se hace alusión a las vitaminas A, D, E y K, ya que están en condiciones de ser solubles en un medio graso.
Por esta característica, las vitaminas liposolubles pueden ser almacenadas por el cuerpo, razón por la que no existe la necesidad de un consumo diario, a diferencia de lo que sí ocurre en el caso de las vitaminas que son solubles en agua, pues no se almacenan.
De esta manera las vitaminas liposolubles no se van a disolver con facilidad al momento de cocinar los alimentos, motivo por el que se las identifica en la mayoría de los casos como estables.