El grandioso mensaje ofrecido por Jesús de Nazaret tanto a sus discípulos como a la multitud que se reunió a su alrededor en la ladera de una montaña, de acuerdo a los evangelios de San Mateo y de San Lucas lleva por nombre el Sermón del Monte o si se quiere Sermón de la Montaña, un compendio de enseñanzas y reflexiones de donde ha logrado extraerse algo tan significativo para el cristiano como es el caso de las bienaventuranzas, pautas de vida que conducen a la felicidad.
Así pues y con el firme propósito de demostrar la manera idónea en la que deben vivir los creyentes, las bienaventuranzas corresponden a una invitación que siendo denominada como género literario logra poner por encima de los bienes terrenales los bienes eternos, que son al fin y al cabo los que pueden consolidar nuestra esencia como seres humanos.
El Sermón del Monte y sus enseñanzas
El mensaje del sermón del monte se encuentra dividido en unas cuantas secciones que son las que logran proporcionarnos orientación sobre la disciplina y comportamiento que se espera de quienes asumen las enseñanzas de Cristo como eje central de vida. En primera instancia, aparece la descripción de quienes serán bendecidos por Dios, es decir las bienaventuranzas, versículos que al reflejar el rostro de Jesús se instalan como pautas de armonía y bienestar.
Temas como el verdadero propósito del ayuno, la limosna y la oración también son tratados buscando que sean acciones de corazón y no por aparentar. La oración del Padre Nuestro es presentada como una plegaria completa y básica que es gran fuente de piedad, adicionalmente se explica un poco respecto al error de señalar a los demás en lugar de reconocer primero las fallas de uno mismo.
La doctrina de Jesús en un sermón
Todos los principios que se describen en esta predicación se relacionan unos con otros, además se asigna un espacio relevante para explicar detalladamente cómo orar, pues lo cierto es que durante esta época era bastante común que muchas personas optaran por realizar este acto con la intención de aparentar y ser admirados por los demás.
De la adecuada interpretación de todas las ideas allí plasmadas, depende que realmente este poderoso sermón pase a ser letra viva que pueda llevarse a la práctica, pues de nada sirve saber sobre lo que agrada al Padre si esto no se ejecuta o se emplea para dar ejemplo.