Entre los diferentes trastornos psicológicos que pueden afectar la salud mental, la mitomanía se constituye como un desorden del comportamiento donde la persona básicamente se vuelve adicta a mentir pues asimila que esta es una buena vía para obtener aceptación y fortalecer su autoestima.
Al convertirse la mentira en una enfermedad, la persona afectada transforma el acto de mentir en una conducta tan repetitiva que cae en un círculo vicioso donde deformar la realidad equivale a la salida más fácil. Esto por supuesto trae consecuencias importantes para el entorno social del individuo ya que pierde todo rastro de credibilidad e incluso empieza a ser rechazado por quienes aprenden a identificar su comportamiento adictivo.
Síntomas de la mitomanía
- Baja resistencia al impulso de falsear la realidad.
- Pensamientos recurrentes que invitan a mentir.
- Extrema satisfacción al saber que las mentiras no han sido descubiertas.
- Niveles altos de ansiedad al identificar un momento ideal para mentir.
- Necesidad de admiración.
- Baja autoestima.
- Notable incremento de la magnitud de las mentiras.
El tratamiento para la mitomanía
Tal y como cualquier otra adicción, este trastorno precisa del correspondiente acompañamiento para conseguir aceptar que se tiene un problema, algo que no resulta para nada sencillo pues recordemos que la persona estará mintiendo cuantas veces le sea posible.
Si bien en algunos casos es posible que se acuda a los psicofármacos, opciones como la terapia cognitiva al igual que las terapias de comunicación suelen arrojar buenos resultados, pero sin duda se trata de un proceso lento que demanda de mucho apoyo y paciencia.