Mesoamérica es un área claramente definida por la cultura y el sentir religioso, es por ello que el mosaico de pueblos y etnias que habitaron estos espacios destacan enormemente por equivaler a importantes centros de culto que poco a poco fueron orientando a sus habitantes hasta empezar a cuestionarse sobre el origen del cosmos. Así pues, las culturas mesoamericanas arrojan gran inclinación por la espiritualidad y un conjunto de deidades que buscaban orientar de manera muy enfática el comportamiento y moralidad de las mujeres.
Por lo tanto, esta vez nos fijaremos únicamente en las diosas de Mesoamérica ya que son ellas las encargadas de mostrarnos aquel modelo a seguir que se proponía para la población femenina.
La representación de las diosas mesoamericanas
La simbología de los dioses mesoamericanos permite encontrarse con muchas rasgos étnicos e indígenas que de alguna manera influyeron para la constitución de ciertos códigos de comportamiento, asimismo, luego de que estas divinidades se diversificaran y estratificaran es que pudo identificarse lo que se pretendía por ejemplo de la mujer. Veamos entonces la vinculación de las diosas con la humanidad, esto a través de los roles que se les encargaba.
- La diosa de la luna. De acuerdo al pueblo esta deidad recibía su nombre, es así como para los Mayas era Ixchel y para los Nahuas era Meztli; su carácter femenino se encuentra estrechamente ligado con la fertilidad, el amor, los textiles y en algunas ocasiones la medicina. Los ciclos lunares siempre tuvieron mucho que ver en los aspectos sexuales y la gestación.
- La diosa del maíz. Proveniente de la mitología mexica, esta diosa también conocida como Xilonen era asumida como una protectora natural del cultivo del maíz y por lo tanto era objeto de todo tipo de ofrendas y sacrificios para asegurar éxito en las cosechas y la presencia de este producto en los hogares.
- La diosa de la pasión y la lujuria. En este caso, Tlazoltéotl se identifica como la deidad inspiradora de los deseos carnales, los apetitos desenfrenados y todo lo que de alguna forma pudiera ser considerado sucio.
Diosas protectoras y asimismo provocadoras
Puesto que todo aquello relacionado con la fertilidad y la maternidad era fundamental para estos grupos humanos, eran muchas las diosas a las que se les adjudicaba este tipo de encargos. Sobresale el hecho de que estas deidades tengan limitada presencia en cuanto a la guerra o lo político y si una marcada participación en lo concerniente a la rebeldía, los desenfrenos y los placeres de la carne.