¿Son los minicréditos un ahorro o un gasto?
Los créditos a 30 días que tan frecuentemente se publicitan en televisión y otros medios no son ya un producto novedoso. Casi todo el mundo ha oído hablar de ellos, sabe en qué consisten, y conoce sus características.
Entre sus detractores están quienes consideran un gasto inútil solicitar un crédito a un interés más elevado del que el mercado bancario ofrece para tener que devolverlo tan sólo unas semanas después. Sus defensores, por el contrario, no sólo consideran que son una herramienta interesante, sino que pueden llegar incluso a convertirse en una manera alternativa de ahorro.
¿Cómo es posible una percepción tan dispar para un mismo producto financiero?
La realidad es que los minicréditos pueden ser interesantes o no dependiendo del uso que se les dé. La utilización de ese dinero es la que determina que a la larga pueda suponer un ahorro o que simplemente se termine pagando más por algo, simplemente por el capricho de tenerlo antes.
La naturaleza de este tipo de créditos es ofrecer una solución rápida para quien necesite dinero en efectivo. Los créditos bancarios están más enfocados a financiar grandes desembolsos o proyectos a largo plazo, pero el microcrédito tiene en la agilidad su gran baza.
Un crédito que se solicite para comprar un bolso o un vestido del que nos hemos encaprichado al pasar por delante de un escaparate será un gasto sin mucho sentido, ya que el precio pagado por el objeto será mucho más elevado del que marca. Habrá que devolver el importe del crédito más los honorarios, con lo que, en la práctica, se habrá terminado pagando un sobreprecio. Sin embargo, si ese mismo crédito se emplea en hacer acopio de prendas en periodo de rebajas, se puede lograr un importante ahorro en la partida anual de vestimenta de un hogar.
Por lo tanto, ¿cómo saber si es una buen idea pedir un minicredito?. Un representante de la empresa Prestamosahora.es nos da la respuesta a modo de resumen. “La idoneidad o no de pedir un crédito de estas características viene dada por cuáles serán las consecuencias del uso que se haga. ¿Qué ocurrirá en caso de no disponer del dinero? Si no contar con ese dinero supone un perjuicio, o dejamos de aprovecharnos de una oportunidad, su solicitud está plenamente justificada, porque supone un ahorro».