La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, por lo que es considerada como la “envoltura viva del cuerpo”. Tiene una gran variedad de funciones y su capa protectora actúa como defensa ante las radiaciones del sol y cualquier otro tipo de agresión externa. Mientras que al estar expuesto igual puede ayudar a la persona, pues lo va llenando de nutrición a través de la absorción de la vitamina D. Por ser un gran receptor sensorial, puede encontrarse con componente malignos que causan daño a la piel superficialmente, sea leves o graves es una herida.
A partir del daño producido, se presentan un conjunto de fases interconectadas que van una detrás de otra con un objetivo: curar la herida. Una acción celular que estimula el crecimiento, reparación y remodelación del tejido, permitiendo que las características físicas se rehabiliten. Para entender un poco más este proceso, a continuación se describen las siguientes fases:
Debes comprender el comienzo de la misma. Desde que el evento fue producido el organismo empieza a coagular durante 15 minutos aproximadamente. Esta acción evita que se siga perdiendo flujo sanguíneo, reteniendo la hemorragia. Una vez que cesa el fluido, se empezará a notar una cierta inflamación en el tercer día del proceso. A pesar de que dure unos 15 o 20 días, no hay de qué preocuparse ya que su finalidad es la creación de una capa protectora.
Pronto empezará a madurar y la resistencia del tejido será mucho mejor, teniendo una buena formación la matriz se verá más recuperada. Depende de lo que se vaya notando en la lesión puede ser deducible su duración, pues así como algunos duran días o meses otros pueden ser uno o dos años.