Juana de Portugal fue hija del Rey Eduardo de Portugal y de Eleonora de Aragón, nació el 20 de marzo de 1439, pero nunca tuvo la oportunidad de conocer a su padre, porque este murió el 9 de septiembre de 1438.
Juana de Portugal fue una de las mujeres más difíciles de comprender de la historia, debido a que nunca se estableció un acuerdo claro sobre su papel en el reinado de España a finales del siglo XV, en la antigüedad muchos la describieron como una mujer sedienta de poder, pero otros la vieron como una víctima de su entonces esposo.
Juana fue la segunda esposa de Enrique IV, siete años después de su matrimonio nació su hija, una niña que según los rumores era producto de una aventura de su madre con Beltrán de la Cueva, aunque Enrique y Juana lo negaron y dejaron claro que era la única heredera al trono.
Todo el descontento que se produjo en el reino español, hicieron que tanto nobles como campesinos apoyarán a Alfonso, el hermano de Enrique para que se convirtiera en el próximo rey, a lo que Juana se opuso utilizando todos sus contactos políticos, pero sus indiscreciones sexuales la alejaron de sus pretensiones.
Juana fue desterrada por su esposo Enrique, para irse a vivir con el obispo Fonseca con la finalidad de tratar de mantenerse en el poder y complacer a quienes lo rodeaban, pero más tarde se conoció que esperaba gemelos de un sobrino del obispo, lo que llevó a que Alfonso fuera nombrado rey de Castilla. Juana no sólo fue una mujer complicada, también fue poderosa.