La mano de Fátima es un amuleto o símbolo religioso muy extendido en las culturas orientales, utilizado como talismán o protección.
Se le conoce también como mano divina y es un signo muy popular al que se le atribuye la propiedad de otorgar suerte; fortuna, alegría, bendiciones y protección contra males, tales como la envidia.
Según las investigaciones arqueológicas el uso de los amuletos fue algo muy común en las antiguas culturas de tierras bíblicas y la utilización del símbolo de Jamsa; como también se le conoce a la mano de Fátima, se inició aproximadamente desde el año 820 a.c. por los cartagineses.
Origen de la Mano de Fátima
Se tiene información de la existencia de este símbolo desde el año 244 e.c. aproximadamente y el primer documento al respecto consiste en un dibujo plasmado en los frescos parietales de la Sinagoga de Dura Europos; al oriente de Siria. Posteriormente; hacia el año 520 e.c. fueron hallados en la Sinagoga de Beit Alfa, al norte de Israel; frescos de la Mano de Jamsa.
Ya para el año 820 e.c. se popularizó o extendió el uso de este amuleto o talismán gracias a los cartagineses; asociado a muchos significados; dependiendo de la cultura o religión que lo adoptara como suyo
Significado de la Mano de Fátima
Este símbolo posee un valioso significado espiritual y a lo largo de su historia ha sido adoptado por distintas religiones (musulmana, judía, cristiana, católica y árabe) que le han otorgado siempre la misma importancia y relevancia; independientemente de las modificaciones o variaciones que puedan existir en cuanto a representación y usos, todas ellas muy sutiles y de menor importancia.
De manera generalizada, se le ha atribuido al símbolo de la Mano de Fátima, la propiedad de otorgar protección; suerte, bendiciones y fortuna a quien la utilice. Se cree que es efectiva contra la envidia; los celos y el mal de ojo.
Se dice que también protege contra las desgracias; tragedias o catástrofes naturales y que sirve para brindar paciencia, fertilidad y fidelidad.
En el catolicismo; este símbolo ha sido heredado de los musulmanes y el judaísmo y representa entonces la creencia de un único Dios o lo que se conoce como monoteísmo.